A través de 92 fotografías pertenecientes a la excelente fototeca de Alberto Martí, podemos recorrer una Coruña en parte perdida pero que reconocemos.

Son imágenes tomadas fundamentalmente por los fotógrafos Blanco y Ferrer. Cronológicamente abarcan el último tercio del siglo XIX y el primero del siglo XX. Un momento de gran prosperidad en nuestra ciudad y en la que se realizaron cambios fundamentales, tanto en la estructura urbana como en la forma de vivir de sus gentes.

La exposición se adapta a la estructura de la sala en la que se expone. Así en la planta baja se articulan dos aspectos fundamentales, el puerto que crece adaptándose a un tráfico marítimo mucho mayor, con barcos mecanizados, visitas de flotillas que coexisten con una flota de pesca artesanal; junto a ello, especialmente en la otra vertiente, se toman las playas como lugar lúdico.

En la planta primera podemos ver rincones coruñeses en parte desaparecidos, manifestaciones y desfiles, actos sociales muy variados, fiestas, la llegada de los primeros aeroplanos… junto al cambio del espacio público, en un proceso de  hacer surgir una ciudad moderna.

Hay mucho encanto en esas imágenes, fruto de dos maestros de la fotografía. Hay nostalgia de una forma de vida que en parte hemos perdido. Y sin duda hay mucho orgullo por un momento estelar.

Hay que decir que la exposición nace con una finalidad específica, al margen del ejercicio de mostrarnos nuestro pasado. Surge para apoyar una de nuestras entidades más eficaces y que nació en ese periodo: La Cocina Económica. Surgida hace casi 130 años para combatir la necesidad, sigue funcionando con la misma finalidad pero con una eficacia renovada. Algo profundamente nuestro que ahora, en un momento de especial necesidad, tenemos la ocasión de apoyar.