Protagonizada por Silvia Marsó y Marcial Álvarez, y con música de Enrique Morente, esta pieza añade a la tragedia de Lorca una nueva dimensión. La obra escrita en 1934 tiene lugar en un ambiente rural de España de comienzos del siglo XX en el que las mujeres son víctimas de una sociedad machista y cerrada. Estos perjuicios sociales toman cuerpo en el personaje femenino que de la nombre a la obra y van construyendo la narración a través de sus padecimientos y reflexiones. Elogiada por la mejor crítica, desde Unamuno a E. Diez-Canedo Yerma es, en palabras del propio García Lorca, 'la imagen de la fecundidad caracterizada la lana esterilidad'.

La obra mezcla el deseo personal y la imposición social de la maternidad, pero Yerma no es sólo una mujer que busca tener descendencia, es también víctima de la sociedad del siglo XX, en la que las mujeres tenían la obligación de encargarse de las tareas domésticas y la maternidad les era impuesta como un requisito indispensable.
Protagonizada por Silvia Marsó y Marcial Álvarez, y con música de Enrique Morente, esta pieza añade a la tragedia de Lorca una nueva dimensión. La obra escrita en 1934 tiene lugar en un ambiente rural de España de comienzos del siglo XX en el que las mujeres son víctimas de una sociedad machista y cerrada. Estos perjuicios sociales toman cuerpo en el personaje femenino que de la nombre a la obra y van construyendo la narración a través de sus padecimientos y reflexiones. Elogiada por la mejor crítica, desde Unamuno a E. Diez-Canedo Yerma es, en palabras del propio García Lorca, 'la imagen de la fecundidad caracterizada la lana esterilidad'.

La obra mezcla el deseo personal y la imposición social de la maternidad, pero Yerma no es sólo una mujer que busca tener descendencia, es también víctima de la sociedad del siglo XX, en la que las mujeres tenían la obligación de encargarse de las tareas domésticas y la maternidad les era impuesta como un requisito indispensable.