A través de esta exposición, comisariada por Nicolás Combarro, se hace un recorrido por la trayectoria del madrileño Miguel Ángel Campano, nacido en 1948, que se ha convertido en uno de los más destacados artistas del panorama plástico expañol y un referente de la renovación de la pintura que tiene lugar en la década de los 80. En esta muestra se revisa su producción desde estos años hasta sus últimas creaciones.

A lo largo de su trayectoria, ha abordado las más variadas técnicas pictóricas y estilos, convirtiéndose la dualidad figuración-abstracción en la marca distintiva que le sirve para configurar un lenguaje propio e individualizar su producción entre las diferentes corrientes artísticas.

En La pintura madre se ahonda en el concepto que Campano tiene de la creación pictórica, que no es otro que "la capacidad creadora del individuo, que luego cobra un valor subjetivo". Equipara la pintura con una medra que "genera y regenera nuestra vida a través de su práctica", además de considerar imprescindible la intervención del espectador como observador para dar por finalizada cada una de las obras.

Paisajes

Cronológicamente, las primeras pinturas de la muestra responden a la etapa que el autor desarrolló en Francia y Mallorca durante los años 80, en las que se inspiró en maestros como Cézanne o Picasso, recreando vistas al natural bajo la influencia del cubismo y el expresionismo abstracto, donde los ambientes rurales y los campesinos son los protagonistas. Su revisión de la Escuela Francesa y de figuras como Poussin le servirá de base para crear su serie Las Estaciones, en la que descompone lo figurativo para adentrarse en la abstracción.

A medida que avanza en la década de los 90, el autor madrileño aborda sus creaciones juando con el binomio blanco y negro, sintetizando formas y figuras que dan como resultado composiciones enigmáticas, de tendencia abstracta, tal y como se aprecia en las series tituladas EH, dedicada a su amigo Eduardo Hervás, o Las Plegarias, que surge tras el fallecimiento de su padre. Esta época también coincide con su primer viaje a India, un país que le marcará a nivel personal y profesional.

 Regreso al color

Con la llegada del nuevo siglo, el autor madrileño aborda exclusivamente la abstracción y retoma el color, siempre vibrante, a través de una serie homenaje a su maestro José Guerrero. A partir de una nueva visita a India, empezará a crear sobre lungis, prenda masculina cuya tela está conformada por reticulas que le proporciona fondos a modo de tramas sobre los que trabaja y que le inspirarán para nuevas obras con el color como protagonista.

Las últimas obras incluidas en la exposición pertenecen a finales de la pasada década, donde las creaciones tienden hacia el blanco, ya que sobre las manchas de color aplicará veladuras, mediante las cuales elimina elementos que distraigan al espectador de la esencia de la composición.

Con esta muestra se homenajea a uno de los autores que más ha contribuido a la renovación de la pintura contemporánea española. Su trabajo ha sido galardonado, entre otros, con el Premio Nacional de Artes Plásticas, que le fue otorgado en 1996, y está presente en destacadas colecciones como la del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la de la Fundación Juan March, la del Instituto Valenciano de Arte Moderno-IVAM, la del British Museum o la del Centro Georges Pompidou.