La obra de Rita Rodríguez se articula dentro de parámetros conceptuales que, según ella misma, siempre se presentan en forma de esculturas que, en su intencionada búsqueda de una indefinición de campos, lindan con la performatividad y la muy presente interacción con el  otro y con lo otro.  El trabajo  de Rita suele introducir pequeños cambios en la “realidad” para, a través del humor y la ironía, mostrar una nueva. En su narrativa siempre introduce cuestiones que, de  un modo u otro, le afectan personal y/o socialmente en el momento de enseñar su trabajo. Es por ello que se siente muy cómoda  con el site-specific y en general la idea del  evento, el directo más crudo.

Welcome Stranger es el nombre que se le dio a la pepita de oro más grande encontrada en el mundo. El patrón ORO rige en la propuesta  así como la idea del movimiento, el sudor y el deporte, que al igual que el oro puede producir cierta adicción  e incluso placer masoquista en la busca de más endorfinas. En cuanto a este sudor y trabajo tiene gran presencia la idea de manualidad, presente en las diez coronas realizadas minuciosa e individualmente una a una por la propia artista. Todas son coronas, todas son distintas pero todas son iguales. Todas encarnan un irracional poder de alguien sobre alguien.  La propuesta se desarrolla con un gran contenido de referentes y referencias dando lugar a una muestra muy narrativa y barroca que, desde una marcada intención de la artista, despliega muchos conceptos enlazados según distintos criterios; llegando a hacer, incluso, guiños a ciertos -ismos de vanguardia como el futurismo y su obsesión por el movimiento, a las dudas sobre el sistema, al dinero, a la iglesia, a la máquina deseante y social, al gran vidrio de Duchamp y sus connotaciones o la industria textil; que entre muchos otros conceptos emplea aquí, sin ninguna inocencia, para desplegar y desencadenar todo su humor más cáustico.