A Coruña se merecía una exposición de Manuel Romero, su ciudad de infancia y juventud, la que siempre ha tenido como suya y a cuyo entorno ha vuelto.
Desde el 21/03/2013 hasta el 19/05/2013
Ya ha finalizado
Lunes a domingo de 12:00 h. a 14:00 h. y de 18:00 h. a 21:00 h.
Con esa vocación nació este proyecto que muestra, con sólo quince piezas, un recorrido por su obra pictórica. Puede parecer poco para casi cuarenta años de dedicación a la pintura, pero dejan claro la esencia de un autor para el que la pintura se ha impuesto como una necesidad vital.
Hablar de una obra madura, en el caso de Manuel Romero, es algo redundante: toda su obra es obra de madurez; si empieza como autodidacta, hizo una apuesta valiente por obtener la mejor formación ya en los años setenta-ochenta, momento de las primeras obras que podemos contemplar. Esta decisión le llevó hasta la obtención de la más alta titulación en el prestigioso Royal College de Londres. No fue algo fácil, lejos quedaban su etapa escolar en el coruñés colegio Calvo Sotelo, y le obligaba a dejar la seguridad de su trabajo, con casi cuarenta años y una familia que mantener. Pero, como decía antes, para él la pintura ha sido siempre algo obsesivo, fundamental e irrenunciable.
Se ha hablado mucho de que la pintura de Romero fusiona estéticas inglesas, españolas y gallegas. Obviamente su formación fundamental es británica, pero sus orígenes son gallegos y aquí vuelve para pintar y vivir. Finalmente su obra es, sobre todo, profundamente personal. Manuel Romero analiza con solvencia y filtra desde su sólida formación, pero su obra es fundamentalmente visceral, tanto en su obra abstracta como la más realista. Sus colores, elemento fundamental de su pintura, no se entroncan ni con la pintura de las islas ni con la galaica. Para Romero la creación de un cuadro es un asunto solitario, casi debemos decir que realizados desde el ferreo aislamiento de su estudio.
La exposición, centrada en su pintura, dejando a un lado su trabajo como escultor, nos muestra esa diversidad formal, con obras abstractas, pero también realistas: paisajes, arquitecturas, retratos… que han hecho hablar de surrealismo lírico, de expresionismo, de su admiración por la escuela londinense … Al final tendremos que concluir que es en toda su variada y compleja pluralidad, el pintor Manuel Romero.
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